" Semana Santa en París "




"SEMANA SANTA EN PARIS", El día era hermoso y claro, Nanci, caminaba embelesada por el perfume a primavera finalmente por las calles de Paris. El glamour parisino, su estética cuidada, sus aromas únicos y originales no solo de los afamados perfumes franceses, sino de sus extensos parques con flores,, con sus típicas calles del bohemio distrito de Montmartre, entre una infinidad de lugares de una gran belleza.

 Su sueño de la adolescencia se había hecho realidad, sentía como le latía su corazón, estaba en el lugar que siempre había soñado. Daba sus pasos lentamente por la rue Lepic, la magia de esos cafecitos parisinos con sus mesitas y sillas afuera, ese aire y ese no se que tiene Paris. La dulzura de los sonidos que produce el idioma francés, hace un remolino de sensaciones en el centro de su pecho. Encantada no lo puede creer, disfrutaba con todos los sentidos. Recorriendo los lugares que en los que soñó con tanta fuerza estar.

 Llena de ansiedad, por su mente pasaban imágenes de los lugares que estaba deseosa por visitar.

 Ella sabía, que en Paris, acudir a las inauguraciones de las muestras pictóricas, se había convertido en un acto solemne. Durante esa semana todo Paris, la calle, el publico pertenecían a los artista. Los visitantes se agolpaban en los salones del Louvre, de Versalles, de Montmartre. 

Pronto cada día se irían sumando mas de cincuenta mil curiosos, recorriendo en largas filas interminables galerías, disfrutando del arte. Un público que asistía a aquellos lugares icónicos de la cultura francesa y del mundo del arte. La multitud iría aumentando paulatinamente de volumen. 

Su corazón latía apresuradamente a causa de las emociones que le producía estar rodeada de tanto arte, sobre todo estar en Paris. Sentía que se elevaba en el aire como una libélula. 

A medida que transitaba por los salones, unas ráfagas frescas de viento entraban por las puertas laterales de los salones. Cuadros y más cuadros. Paisajes, retratos, interiores con bellísimos marcos, muchos de ellos dorados. Con su mirada de quien ama el arte y lo lleva en las entrañas de su ser, recorría esas interminables galerías, deteniéndose por ratos en cada uno de ellos. 

Los espacios quedaban vacíos frente a los cuadros, que estaban a cierta distancia, para volverse a llenar; se formaban grupos y se podía escuchar los distintos idiomas, con pronunciaciones de lo más diversas lenguas, que evidenciaba los diversos orígenes de los visitantes de esta bella ciudad de la exquisitez. Todo el mundo caminaba lentamente, se acercaban lo más que podían con sus miradas hacia arriba.

Las mujeres con sus carteras caminaban pisando suavemente, y los hombres con sus gabanes y abrigos bajo el brazo, las acompañaban para detenerse con el perfil al aire. Las voces se sostenían en un tono discreto, hasta podría decirse que susurraban acercándose al oído de sus compañeros de grupo. Familias acompañadas por sus niños, que en su gran mayoría rápidamente se cansaban y buscaban escabullirse soltándose de la mano de sus padres, para escaparse a los extensos Jardines mas cercanos, que son un clásico en Paris. Apenas emitían un susurro cuidadoso para no quebrar con ese encanto que produce el arte. Como plantados frente a cada cuadro, miraban con ojo crítico estudiando los detalles.

Muy cerca de ahí, en los Jardines des Tullereis, uno de los primeros parques de los mas encantadores , jardines públicos de Paris, tal vez de los más antiguos, del 1564 como antigua residencia imperial. Es considerado uno de los pulmones de ciudad. Ideado por Catalina de Médicis. 

Está ubicado entre: el concurrido Museo del Louvre y Plaza Concordia, rodeado de altos muros. Su nombre viene de la palabra “teja” en francés, que hace referencia a la fábrica de tejas que se encontraba en este lugar. Sus Jardines son similares a los de Luxemburgo, con estanques decorados con estatuas. Es el lugar adonde se hacen las famosas ferias internacionales de arte contemporáneo.

Allí entre tanta multitud de turistas y parisinos, estaban sus hijos en ese hermoso jardín público de Paris. Saltando, jugando, correteando de un lugar a otro, subiéndose tocarle la nariz a las estatuas. Que felices que se veían sus pequeños varones entre esas fuentes y estanques. 

Consiguieron que Jalicho, les alquilara un pequeño bote para jugar en el estanque principal. Ese remanso de paz y naturaleza los aplacaba, acostumbrados a estar rodeados de natura. Cuando se cansaban se tiraban a la sombra de alguno de esos hermosos árboles ornamentales de distintos colores. Felices, no paraban un minuto. Gritaban alborozados, correteando de una fuente a otra rodeando las estatuas. Fue el momento ideal para hacer un picnic de descanso después del Louvre. 

Al promediar la tarde, aun no se veían fatigados. Nanci, no se había planteado, lo que significaba viajar con niños, con sus hijos de 6 a 14 años a Paris. Sin duda ella, más conocida como la Dra Diby y Jalicho, su marido, el Dr Diby, querían que todos disfrutaran del viaje. 

Que hacer en Paris con niños?, era todo un dilema. Es una ciudad que tiene muchas cosas para ver y tiene una oferta impresionante en lo cultural. Las actividades serian para toda la familia junta. En ningún momento pensaron en intercalar; adultos, niños. Este era un viaje para la familia completa. No faltaría oportunidad para que ellos solos viajaran en algún momento desde Amberes, adonde estaban viviendo ese año. Antwerpen , como se dice en Neerlandes, había pasado a ser área de confort para los niños, adonde estaban yendo al colegio y para ellos mismos. Nanci, había sido beneficiada con un Beca Internacional en Bélgica, como medica, su profesión. 

Desde donde estaban sus chicos jugando, se podía ver El Arco de Triunfo del Carrusel, en la plaza del mismo nombre. Entre el Louvre y Jardín de la Tullerais. Seria lo ultimo que iban a visitar ese día. 

Esa mañana siguiente luego de desayunar todos juntos, se encontraron caminando con los primeros rayos tenues de sol a orillas del Sena. Nanci y una de sus hijas, Ana Carolina, estaban encantadas con los típicos “Libreros de viejo –boquinetes”. Fascinadas pasaban las páginas de viejos libros con su magia. Su olor, textura daban la pauta que se trataba de libros antiguos, que las transportaba a siglos pasados. Ejemplares raros y difíciles de adquirir, con encuadernaciones curiosas, escritos en idiomas extraños. Las sensaciones son únicas, las que produce al abrir la tapa de un Libro, al igual que haces con una puerta, entras en ese nuevo mundo que te ofrece su interior, con un tiempo y espacio diferente. Esa pasión por los libros, sin saberlo, Nanci, se la estaba transmitiendo a alguno de sus hijos.

Verla encantada hurgando en ese stand colmada de libros, en la barraca verde sobre el muelle Voltaire a orillas del Sena, la hacían brillar de otra manera. Redescubriendo mundos, rescatando aquellas cosas del arte que había cultivado desde muy joven, la lectura, la música clásica, la pintura, los idiomas. 

Su fuerte vocación de médica cirujana, abocada a la medicina rural la llevaron por otros caminos, lejanos descubriendo duras realidades, necesidades de la gente en la salud pública en lugares inhóspitos alejados de toda comodidad. Primero, apenas se graduó, tras la sierra de Córdoba, en condiciones paupérrimas y luego en la estepa patagónica argentina, en la provincia de Neuquén. Este viaje a Paris sin duda era un regalo para ella y para su familia. 

Los chicos con Jalicho, habían decido continuar, dando sus pasos por las orillas del hermoso Rio Sena. El desafío seria recorrer los 37 altos puentes de Paris construidos desde le siglo XVI. Caminaban en la sección de peatones, disfrutando a ritmo pausado bajo la sombra de álamos, de Italia, plátanos y sauces. 

Ese barquito que va por el Rio Sena, ese pajarito, esas nubes, gusanito que observaban los chicos, ese era su mundo. Para ellos solo existía el aquí y ahora, con el corazón y el alma inocente de quien descubre. Sus rostros dejaban escapar una sonrisa, mirando la simplicidad de la naturaleza, felices. Atentos escuchaban el trinar de las aves al andar. -

- Seguramente recordaran cuando sean grandes, se habían dicho Nanci y Jalicho, esperanzados que este viaje quedara impregnado en la memoria de sus hijos, además de la suya. 

Estaban seguros que valía la pena, el arriesgarse a viajar en semana santa a París y no tener confirmados su alojamiento. Era un desafío, con una oportunidad que se les había presentado así. O lo tomaban o dejaban. Como las cosas importantes que nos suceden que no las planificamos tanto, simplemente pasan. 

Al día siguiente, iban rumbo a Montmatre, estaban cerca de la Plaza Blanche, cerca del famoso Cabaret Moulien Rouge que domina la plaza de este lugar. Nanci recordaba y les contaba a sus hijas que mencionan en las canciones, La plaza Blanch e en la Chanson Francesa. Hasta había sido titulo de una canción.

- El nombre se piensa que se origina de las rayas blancas de harina dejadas por los molinos de Montmartre que cubrían normalmente el piso. 

Comentaba Nanci. 

 - También se comenta que puede haber sido por las canteras de yeso que se extraían en la colina de Montmartre. 
 
Continúo diciendo. 
 
Mientras caminaban, uno de los chicos que no había desayunado bien en el hotel, se lo hizo saber a Jalicho. Que tomo con fuerza la mano de uno de los chicos y cruzo la calle. Había visto una típica panadería de estilo francés. Entro para comprar la clásica flauta de pan. Aunque Jalicho no hablaba francés, había aprendido lo básico para resolver lo que hace a la cotidianidad. Venía con “la baguette” bajo el brazo que cruzaba de lado a lado su cuerpo. 

Como siempre lo hacían los varones más pequeños, seguían corriendo de acá para allá, como es normal a su edad   

Cuando de repente, comenzó a observar con atención y faltaba uno de los niños. La sensación de preocupación empezó a apoderarse de esos padres, que deseosos que sus hijos vivieran la experiencia de caminar las calles de Paris .Ahora preocupados pensaban que el destino le estaba jugando una mala pasada. 

Sabían que era una aventura, desafío viajar con cinco niños de 6 a 14 años de edad. Que surgen imprevistos sobre todo para una familia numerosa como la de ellos. Lo habían conversado mucho y la decisión había sido tomada con todos los riesgos que esto implica. En esos años de ´76, tampoco tenían a alguien cercano que los hubiera aconsejado. Seguramente todos los posibles consejos que hubieran recibido, hubieran quedado cortos a lo que estaban viviendo.

Comenzaron a llamarlo, preguntando a sus hermanos para adonde había ido, si lo habían visto. 

 - Jugábamos a la escondida y a la mancha. Respondió uno de ellos. – No sabemos para adonde fue. Siguió diciendo con cara de malestar. 

Sus rostros se fueron transformando. Adustos, serios, no dejaban de llamarlo. Nanci, preguntaban a los transeúntes si no habían visto al niño. 

Los chicos venían jugando a la mancha, a las escondidas entre ellos. Acostumbrados al típico diseño de las ciudades en Argentina que son cuadras cuadradas, uno de ellos no tuvo mejor idea que dar vuelta la cuadra y vaya sorpresa. Descubrió que no tenían el diseño de Argentina y no podía encontrar a sus padres. 

La misma desesperación por otro lado se había apoderado de Jalicho y Nanci. Nunca habían estado en esta situación en una gran ciudad desconocida, adonde no se entiende el idioma, siendo tan pequeño de edad. Ellos familiarizados a la estepa patagónica, a puro campo, adonde eran dueños y señores con libertad plena, se encontraban ahora en otra situación totalmente distinta. Extraño, distinto, hasta el idioma; totalmente fuera de todo a lo que estaban acostumbrados. 

Correr atrás de ellos, privarlos no era lo que habían tenido en mente con Jalicho cuando programaron el viaje familiar a Paris. Sus necesidades como niños sin duda eran diferentes a las de Nanci y Jalicho. 

Todo bajo el grado de conflicto a niveles insospechados cuando finalmente apareció, el niño perdido. Había insistido en seguir dando vueltas hasta que llego finalmente a la Plaza Blanch e. Mirando para todos lados rápidamente pudo identificar a su familia. Corrió con desesperación hacia aquellos cabellos rubios de su madre rodeados de niños; con su papá siempre vestido de traje. Con gran preocupación buscaban por todos lados al niño perdido. 

 -Oh! No importa, exclamo para calmarlo Jalicho y Nanci, abrazándolo. Que habían estado con el corazón en la boca. El pequeño con los ojos anegados de lágrimas, no podía valorar el stress que había ocasionado en toda su familia. 

Pasándose el pliegue de su bracito por la nariz limpiándose la burbuja de mocos, puchereando todavía. Sin darse cuenta metió su mano en el bolsillo, se extraño que sus pequeños dedos tocaran algo en el fondo de la costura. Lo sacó y se encontró con un papel ya todo arrugado. Decía sus datos y del hotel adonde estaba alojados, con letra bien clara y legible, el número de teléfono y nombre del conserje. Ahí recordó, que sus padres, Nanci y Jalicho, previendo que esto podía pasar o por cualquier situación que se les presentara; les habían anotado todos los datos de contacto del hotel, que estaba al tanto y sus datos personales. 

 Después de esa amarga sensación, sabiendo que esto no sería motivo para opacar el día. La familia ya estaba nuevamente reunida. Los rostros tomaron el color natural y las sonrisas y el buen humor volvió a reinar entre ellos. 

Recién en ese momento Nanci comenzó a percibir el entorno nuevamente. El clima estaba hermosamente templado. La primavera, se dejaba ver en el colorido de los árboles. La vida urbana se agolpaba en la Plaza donde se concentraban los transeúntes parisienses viviendo su vida social, paseando a sus perros. La poca cantidad de niños llamaba la atención y evidenciaba la presencia de Nanci, su marido y tantos niños seguidos como si fuera una escalerita por las alturas. La tranquilidad había regresado a la Familia. 

 - Mira Papi, ese señor lleva una bolsita mientras pasea a su perro. Y recién con una palita levantó el popo y la llevó en la bolsa de nylon. 

Comentó sorprendido uno de los chicos. La plaza estaba impecable a pesar de la cantidad de dueños paseando a sus mascotas en París. Reflejo de un país desarrollado sin duda en el cuidado de esos detalles que no pasaban desapercibidos. 

 - Bueno, ya estamos todos dijo Nanci. Quieren ir a Moulin Rouge? Estamos muy cerca y es lo que habíamos decidido con su papá. 

Les pregunto, haciéndolos partícipe, que puedan expresar sus preferencias y gustos. Les habían contado como es el lugar, y su historia. 




 Jalicho, había sacado la clásica, archiconocidos guía Michelin, que sería fundamental para poder moverse en la ciudad de a pie y aprovechando todos los medios de transporte posibles si era necesario. Tenía en ella una síntesis de lo que significaba cada lugar, que daba un panorama más general. La idea, disfrutar el tiempo en familia. Aunque surjan imprevistos en los planes, nada podía empañar ese viaje que tanto deseaban todos realizar. Ser creativos, flexibles y prácticos, era lo mejor. 

Después de este incidente, se atrasó lo que tenían pensado. Solo quedaba la posibilidad de ir a conocer el icónico Moulin Rouge que estaba muy cerca de donde estaban, era la mejor opción. El más famoso cabaret de París, Moulin Rouge, “Molino Rojo” en castellano, había sido fundado en 1889 por los propietarios del Olimpia de París. Es el lugar donde nació el muy popular can can, baile en el que las bailarinas levantan sus piernas al aire mostrando sus medias y ligas. Tal vez lo mágico es imaginarse que este era el lugar que frecuentaba de pintores como Toulouse Lautrec, del postimpresionismo, Vincent Van Gogh, Auguste Renoir, escritores, poetas, cantantes- De ambiente bohemio evoca la época de la “Belle Ëpoque, con su brillo y glamour. 

Montmartre, más conocido como el barrio de los pintores, fue el lugar elegido por pintores impresionistas del siglo XIX, para vivir y desarrollar su arte, pintando y exponiendo sus obras al aire libre., uno de los barrios que no podes dejar de visitar con todo el tiempo del mundo. 
 
- Montmartre, Basílica del Sagrado Corazón, van a quedar para otro día. 

Dijo Jalicho, conociendo a Nanci. 

Regresaron al hotel para descansar y quedarían el resto de las horas libres. 

Junto a los departamentos que alojaron a estos genios de la pintura. 

La magia de París, hizo que este sinsabor pasará al olvido. Desde la llegada a París, todos los niños no dejaban de comentar y preguntar 

 - Cuando vamos a subir la Torre de Eiffel.  

Claramente la actividad de subir al Tour Eiffel era lo que más querían hacer desde que llegaron a la icónica ciudad de París. Un clásico. Y a los chicos que les encanta la idea de subir a la altura y mirar desde arriba la hermosa ciudad francesa. 

Al llegar al Champ de mars – campo de Marte, los chicos correteaban por el hermoso y extenso parque verde, lagunas, fuentes al pie de la Tour Eiffel en París. La famosa y emblemática Torre de 324 metros de alto, hasta la altura de la antena. Por 124 metros de ancho, que se inauguró con motivo de la Exposición Universal de 1889, diseñada por Gustave Eiffel. Un lugar emblemático e histórico, en la época de la revolución francesa. 

Ese día se presentó ideal para hacer un picnic y relajar, descansar luego de haber estado recorriendo Paris y dejar que los chicos estén tranquilos. El día estaba espectacular, soleado. Nanci y Jalicho aprovecharon para tirarse sobre la vegetación, de ahí podía verse Tour Eiffel, ideal para sacar fotos. 

Ana Carolina, encantada descubre en cada lugar y personas el encanto que produce conocer lugares nuevos. Tirada cómodamente sobre el pasto, con atención observaba los rostros de los transeúntes, turistas de todo el mundo que estaban esta semana santa en París. Siempre curiosa con los rostros, le gustaba dibujarlos y solía tener la costumbre, pararse a observar e imaginar cómo se sentía ese rostro que reflejaba alegrías, así como otras emociones. 

Ese descanso fue restaurador, después de haber subido los 1665 escalones de la escalera por el interior de esta fascinante estructura. Aunque algunos tramos los habían hecho en ascensor hasta la segunda planta, el tramo final hasta la cima obligatoriamente la había tenido que hacer en elevador. Sin duda había sido agotador también hacer la larga cola para comprar las entradas. Paris acostumbra a recibir 7 millones de visitantes al año. Y en semana santa es el destino más elegido por los turistas. Nanci, estaba feliz que hubieran concretado este viaje tan soñado por años. Feliz por ella y por todos por estar en París. 

Hipnotizados por sabores y olores, desde su arribo a Francia. Habían viajado en tren desde Amberes, adonde estaban viviendo, a la Gare de Lyon, pasando por Bruselas. Esta bella estación que inspira literatura y arte. Allí está Le train Bleu, el restaurante que se inauguró para la exposición universal de 1900. Un refugio para artistas y bohemios. Allí Nanci y su familia, debieron hacer un transbordo, cambiando de tren rumbo a París. Los rostros de felicidad de su familia, alentaban a Nanci. En esos tiempos no les resultaba fácil organizarse con Jalicho, teniendo una familia numerosa con 5 hijos de tan corta edad. Más aún con niños tan traviesos e inquietos como los más chicos, que estaban muy emocionados con el viaje. 

Jalicho compro los billetes del tren que les repartió a cada uno de ellos. Quería que tengan en mano el suyo, y puedan entregar al guarda del tren cuando pase a controlar. Como fueron con tiempo pudieron buscar su tren y encontrar sus asientos. Las niñas querían sentarse en la ventanilla para poder ir viendo el paisaje, los pequeños varones también. Hubo que ponerse de acuerdo, Nanci del lado del pasillo con el más pequeño y Jalicho hizo lo suyo sentándose también del lado de adentro, con Luis. Las hermanas, con el mayor de los varones. 

Sonó el pitillo y el tren comenzó a marchar dejando atrás la estación. Era la primera vez que subían a un tren, en Argentina no habían tenido oportunidad de vivir esa experiencia. Era tal la algarabía de los niños mirando por la ventana un buen rato, viendo el paisaje. Cuando ya se cansaron un poco, comenzó un gran revuelo. Nanci tuvo que poner orden y hubo varias discusiones y altercados hasta que la situación se apaciguó. 

Al hacer transbordo, este altercado y la cantidad de gente, no permitía moverse con facilidad en la estación al llegar, hizo que Nanci, se pusiera un poco nerviosa. Resultado, dejó olvidado su abrigo en el respaldo de su asiento en el tren que debía dejar. 

No se dio cuenta hasta que llegaron a la Estación de Trenes de Paris. 

Pero este no sería el único escollo al que se estaba enfrentando. Ya podía verse en la misma estación de trenes, la gente que se agolpaba con sus valijas y bolsos, los turistas habían llegado a ser tan numerosos que era difícil abrirse paso entre la multitud.

 - Semana santa, es así todos los años, me comentó Mía Jongers. 

Dijo Nanci, hurgando en el bolsillo de su cartera, buscando el papel con la dirección del hotel que le había pasado Mía. 

Claramente el viaje había salido a último momento. No habían podido confirmar el alojamiento. Nanci, abocada full time en el dictado del curso Promotion de la Santé , de su beca en Bélgica no se había podido ocupar del tema. Jalicho que estaba hace horas en un centro médico, tampoco. Ni hablar de los niños, las mayores no eran tan mayores y tenían escolaridad de doble turno. 

Después de trajinar buscando alojamiento por todo París, Nanci avanzó unos pasos ya agotada entrando al último hotel de su lista. Pidió una habitación disponible al recepcionista. Un joven bien perfilado, agradable y de modales correctos. 

Le explico que habían recorrido todo París y ya se le agotaron las alternativas. Con una voz suave y en melódico francés, finalmente escuchó. 

 - Oui, madame. nous avons une chambre pour vous et votre famille. 

El conserje llevó a Nanci por la única habitación disponible. Aunque pretendía que la examinara si era de su agrado y era lo que estaba buscando. 

 - Me siento muy agradecida, dijo Nanci suspirando que al fin habían encontrado tal vez era la única en París, pensó. . Su voz se había alterado por una profunda emoción. Sintiéndose satisfecha. La habitación tenía una cama muy amplia, tres camitas, paredes tapizadas con pequeñas flores y tenía un gran ventanal por el que seguramente durante el día iluminará todo el cuarto. Había un espejo grande, con unos muebles que hacían del lugar un lugar cálido y acogedor. Al fin habían encontrado dónde alojarse. 

Al ir a la plaza donde estaban los niños y su marido. No podía dejar de sentirse aliviada al fin. Miraba a sus jóvenes hijos que charlaban y se reían. Sus mejillas estaban sonrojadas, habían correteado todo el tiempo jugando, había vida en sus rostros y cada tanto se podía escuchar la risa de alguno de ellos. Con total naturalidad se divertían con cosas simples. Ana Carolina, se levantó y fue corriendo al encuentro de su madre, la había extrañado. La abrazo rodeándola el cuello con fuerza. Nanci respondió a esto con un beso Ya en el hotel se detuvieron, y a pedido del conserje, entraron sigilosamente de a uno, deteniéndose a solo unos metros de la puerta del cuarto, para tocar y que Jalicho les abriera dejándolos pasar. 

Evitar a los curiosos era la idea, la familia junta llamaba la atención. El día sin duda había sido agotador, la ansiedad de no saber si conseguiría alojamiento, más aún. 

Exaustos se fueron a dormir. Nanci con la mente más tranquila, con Jalicho los arroparon uno a uno y después de darles un dulce beso, mirando sus caras de felicidad, apagó las luces. Lo habían logrado. No quería ni pensar qué pasaría si no encontraban dónde quedarse. Todo París estaba con las plazas ocupadas por turistas de semana santa. 

Recién había salido el sol y los primeros rayos entraban por la ventana. Esa mañana siguiente había un gran revuelo en el gran cuarto del hotel. Cuando todo el mundo se calmó. 

 - A medida que se vayan vistiendo, van saliendo de la habitación de a uno al Hall de entrada del Hotel. Dijo Jalicho. 

 - Adónde vamos hoy mami, preguntó uno de los chicos. 
 
- Hoy vamos a uno de los lugares más pintorescos de París. Montmartre. Uno de los barrios con patios empedrados más populares de París. arte, Comentó Nanci.

La pintura, el Café, la música, la escritura, son la atracción perfecta. Ya estaban de viaje. 

En un abrir y cerrar de ojos estaban caminando, paseando por la Place du Tertre. Encantados veían admirados los trabajos que como los artistas dominados por la furia creativa dibujan retratos de los transeúntes. Los pinceles se inclinaban para humedecerse en las paletas de los más variados colores para ser parte de los trazos en sus telas. Los marcos prolijamente ubicados en sus caballetes, dejaban admirar las imágenes que parecían estallar del cuadro en colores vivos, de los empapados en pinceles en pinturas. 

El bullicio de la gente, era la música a lo largo de todo el paseo. Músicos en vivo cantan las inconfundibles canciones de Edith Piaf, que por su aspecto desvalido se ganó el apodo de “el gorrión de Paris”. Una de las cantantes más célebres del siglo XX que conquistó el mundo, con su paradigmática voz, su delirio y su historia, una vida marcada por la tragedia. Se ganaba unas monedas cantando en las calles como Pigalle y cafés de París. Entre sus muchas canciones de amor, “Hymme á l’amour” su gran éxito. La magia los envuelve en este lugar lleno de símbolos de viejos tiempos del antiguo Montmartre, cuando sonaron las campanadas de la cercana Sacre Cour. 

El lugar tiene el encanto del arte, de lo bohemio, de lo antiguo con historias de pintores que decidieron viajar a París para aprender el arte de pintar. Su espíritu todavía está presente en esas calles: 54 rue Lepic, donde vivió Vincent Van Gogh, que es una de las calles más pintorescas; 49 de la rue Gabrielle, donde se albergó Pablo Picasso en su apartamento parisino 2“do Piso en el 1900. Y así muchos otros pintores, artistas que le dieron esa energía especial que aún hoy tiene el lugar. 

A Nanci, le llamó la atención el artista que con sus ojos dilatados, gestos precisos y firmes. Tras cada pincelada se agachaba para tomar un color distinto. Era un Van Gogh, 


dando un protagonismo absoluto al color. No pudo evitar imaginarse la expresividad de los cuadros de Vincent, Paul Gauguin y Cézanne. Postimpresionistas pintando juntos en esas calles empedradas y encantadoras de este bello lugar. La noción del tiempo se perdía fácilmente en aquel lugar. 

Caminaban entusiasmados observando alrededor para no perderse nada, todo era maravilloso como si hubieran entrado al set de una película. Un aroma inconfundible comenzó a invadir, mientras conversaban Nanci y Jalicho . 

 - Croissant recién horneado y café, el mejor perfume de Paris. Salió de los labios de Nanci que amaba la cultura francesa, y no podía faltar el refinamiento de la su cocina, gran referente de la cocina mundial por su calidad fruto de una herencia de años, con una amplia diversidad de platos. 

Atraídos por ese aroma terminaron sentados en el cafecito Parisino. Degustar esta pieza de bollería de antiquísimo origen de la pastelería francesa, era un placer que no estaba dispuesta dejar pasar. Mordisqueaban esta célebre deliciosa mezcla de harina, agua, podían sentir el sabor de mantequilla, con un cafecito. 

Había sido una buena idea ir con tiempo para pasar el día entero en Montmartre, una de las zonas más vibrantes de París, para los amantes del arte. 

La Basílica de Sacre Coeur, el punto más elevado de toda la ciudad, con las mejores vistas panorámicas de París; estaba a pocos metros de ellos. Terminar el día viendo el atardecer desde su cúpula blanca, no tenía precio. 

Al bajar la marcha de todos era verdaderamente lenta por el cansancio. Se notaba en los niños que ya comenzaban a arrastrar los pies, chocando unos a otros, dejaba evidenciar su cansancio. 

 - Me parece que es hora de regresar al hotel, darnos una ducha, descansar y luego salir a comer. Qué les parece? Pregunto Jalicho. 

Ansiando poder marcharse de una vez, el rostro de los niños se iluminó, asintiendo que era una más que excelente idea. 




 Notre Dame, una de las catedrales góticas más antiguas del mundo. Entre 1163 y 1245. Y Arco de triunfo quedaría para el día siguiente.  

Esa mañana, amaneció con una temperatura agradable. 

Emocionados como todo el tiempo que estuvieron en París, era el turno del emblemático Arco de Triunfo, uno de los monumentos de Francia, más famosos y célebres de la capital francesa. Fue construido entre el año 1806 y 1836 en la época en el que Napoleón Bonaparte, conmemoró su victoria en la batalla de Austerlitz. 

Allí estaba la familia completa en la plaza de la estrella donde está el arco de triunfo sacando fotografías. Era la mañana, la nueva recepcionista del hotel, una muchacha delgada, con su típico corte de cabello estilo francés, muy cordialmente había comentado que había poca gente durante la mañana. 

 - Los turistas prefieren ir como a las tres de la tarde, les comento Nanci admirando los pilares de grupos escultóricos del arco de triunfo, sobre todo el de la marsellesa 

– Le Depart que fue esculpido en 1792 por Francois Rude. En la parte superior estaba la personificación de la libertad alada. 

Nanci, con el afán de apreciar esa majestuosidad de obra que es el Arco de Triunfo, comenzó a dar unos pasos para atrás Un paso más y … 

Se enredó con las gruesas cadenas que rodean el monumento, perdió el equilibrio y sentía como su cuerpo iba siguiendo la gravedad para finalmente quedar desparramada en el suelo. En ese momento, Ana Carolina, que estaba parada junto a ella, y al comenzar a ver que su madre perdía el equilibrio, sus cada vez más grandes ojos, dejaban ver la expresión de asombro en su rostro por lo que estaba sucediendo. Atino a agarrar y sostener uno de sus brazos pero no pudo evitar que se tentara y comenzó a darle risa la situación. No pudo contenerse al igual que Nanci, que se vio contagiada de la risa. A medida que iba deslizándose a través de los brazos de su hija con el peso de su cuerpo, comenzó a reírse, sus rodillas se le doblaban, tratando de recuperarse, pero no hubo ninguna posibilidad. 

La risa, les había ganado. Iba en aumento hasta que pasaron a ser carcajadas. Sus hermanos que las escucharon, no pudieron evitar contagiarse de ese momento que se convirtió en jocoso. 

Comentarios ingeniosos salían de sus bocas, sus rostros resplandecían alegremente. Los curiosos que en un principio no comprendían que pasaba, se sumaron a la algarabía. Un ambiento de risas y buenas vibras se hizo presente. 

 - Mami, todo bien? Le pregunto su hija, que no podía dejar de reírse, con lágrimas en los ojos. 

 - Con tanta risa las fuerzas se nos escapan y al final terminaste en el suelo. Continuo. No podía levantarte…. 

 - Yo tampoco, contesto Nanci ya en el suelo, continuaba riéndose. 

Mientras disfrutaban mirando las arcadas decoradas con la mitología romana, los relieves esculpidos en la fachada del arco de triunfo, cada tanto una risa se dejaba hacer sentir recordando ese instante que fue eterno, porque Nanci es como que no terminaba de deslizarse. 

Con aún lágrimas de risa en sus ojos, recorrían la mirada en esos relieves perfectamente esculpidos. Representando distintas situaciones de la revolución francesa y de la gloriosa época de Napoleón Bonaparte. Una fuerte connotación histórica de Francia salía de esas esculpidas estatuas. 

Aún disfrutaban de ese día ideal para andar de a pie en la Plaza de Charles de Gaulle donde está el Arco de Triunfo. La Plaza, atravesada por la avenida de Les Champs de Elysees, es una de las más emblemáticas por importantes acontecimientos históricos de la ciudad. Su belleza, es otro símbolo de Paris que comenzó a pensarse con una alineación de arboles en el año 1640. 

En eso llegó un ruidoso grupo de turistas ahogando la tranquilidad del lugar. 

 - Pasear por los campos Eliseos es una vivencia inigualable, por esos cafecitos y restaurantes… aprovechamos para comer algo y descansar.

Dijo Nanci con una sonrisa convincente, a la que rápidamente todos asintieron. 

Comenzaron a caminar por la acera de la gran avenida de dos kilómetros de largo, rumbo a Plaza Concordia. Un sinfín de tiendas, de firmas con tendencias y vanguardia en la moda, eran seguidilla en esta autentica milla parisina. Claro está que no se encuentran al alcance de todo bolsillo.

Una avenida que los franceses la eligieron como lugar de celebraciones adonde se reúnen para festejar: Final del Tour de France, del Mundial de fútbol. De noche y en navidad esta avenida deslumbra con su luz y color. 

Nanci y Jalicho, hacia semanas no habían creído partir a un viaje como este, improvisado como salió, igualmente era una experiencia que todos debemos hacer. 

A Nanci, le encantaba la idea de visitar los lugares que revelan las huellas de efervescentes escritores, pensadores cómo Simone du Beauvoir, símbolo del feminismo del siglo XX. Jean Paul Sartre, Albert Camus...Entre otras tantos que hicieron el París la ciudad de la razón. Nanci, solía leerlos y muchos de sus libros convivían en su nutrida biblioteca. Se animó a pensar que estos lugares quedarían para otro viaje, esperanzada que fuera con alguno de sus hijos.

Se habían levantado temprano para emprender su regreso a la ciudad de Amberes, en Belgica. El aire fresco de la mañana, se hacía sentir. Iban en taxi hacia la estación de trenes de Paris. Bajaron de taxi con las pocas valijas, con capas de ropa para el tiempo frio y ropa ligera que habían llevado por si eran días calurosos. En el ’76 no había internet como en la actualidad, así es que la incertidumbre era constante en estos temas cuando viajabas. Hubo que esperar en las ventanillas de la Estación para verificar las formalidades. 




Cuando escucharon. 

 - Se ruega a los pasajeros con destino a Bruselas, Amberes, presentarse en la puerta “A” . 

El tren llego con el estrepitoso ruido de la locomotora y vagones, podían verse las personas ocupando los asientos interiores.. 

 - ¡Adiós, Paris! ¡Adiós, la ciudad más encantadora, llena de magia! 

Los niños volvieron a sentarse junto a la ventanilla para ver mejor el paisaje. 

¿Quién no soñó perderse en las callecitas empedradas de Paris, en esos cafecitos, en ese encanto de ciudad que te invita a descubrir los secretos de la ciudad del arte, de esa exquisitez de lo fino y delicado que ofrece la magia de Paris, la ciudad del amor, de los perfumes más ricos, un lugar lleno de historia que nos sorprende en cada esquina? 

Esta bella ciudad que combina a la perfección lo antiguo con lo moderno. 

Nanci, siempre soñó que quería ir a Paris desde muy chiquita. A los 15 años se propuso aprender a hablar francés. Su mamá, de origen suizo alemán, había fallecido cuando ella era muy joven. Había cultivado en ella el valor de la confianza, la perseverancia en ella. Esto la llevo a confiar en su capacidad de aprender lo que se propusiera con esfuerzo. 

Mientras tomaba sus clases de francés en la alianza francesa de Córdoba, que le abriría las puertas al mundo, conservaba la ilusión y esperanza de viajar a Paris. Su amor por el arte, robustece ese sueño. El esfuerzo y la dedicación, se fueron convirtiendo en sus compañeros inseparables para toda su vida. 

Desde muy pequeña supo que tenía que resolver todo lo que se le presentaba; si quería lograr sus sueños. Hacerle frente a los problemas. 

¿Sabes cuál es la mejor parte? Supo que ser independiente y responsable, valerse por sus propios medios, era la única forma. Sabía que en su interior iba a encontrar la fuerza para lograr lo que se propusiera en la vida. Y se le puso esta idea en su cabeza de adolescente “ir a Paris” 

A la mañana Nanci se levantaba temprano y en los huecos libres, comenzó a tomar clases de francés.

Mientras cursaba sus estudios secundarios, pupila en el colegio de las monjas, “Colegio de las esclavas” del Barrio General Paz, en la ciudad capitalina de Córdoba, buscó todo aquello que le ayudara a lograr sus sueños. Porque soñar es esencial para salir a buscar la magia que nos regalan los viajes y cargarla en su valija para traer llenas de recuerdos y siendo la protagonista. Empezar a aprender el idioma la acercaría a Paris, pero esto solo fue posible cuando termino el secundario y comenzó la universidad.

Nanci desde muy chica tenia una fuerte inclinación por el arte, tal vez por eso se imaginaba en Paris. La cuna del arte y de las cosas bellas.

Allí iba a la casa centenaria de la Alianza Francesa de Córdoba en pleno centro de la ciudad. Que ha sido fundada en el año 1932. Parte de una Asociación Francesa sin fines de lucro, que tenía como fin la enseñanza del francés y difusión de la cultura francesa, además del intercambio cultural entre Francia y Argentina. 

Su vida estuvo marcada por la pérdida de su madre a tan corta edad de 13 años. La palabra muerte la conocemos y tal vez sabemos en qué consiste, pero jamás podremos asimilarla. Menos ser afrontada por apenas una niña, más aún con la persona que mas amaba en su vida, María Matilde Andrés, la mejor mama del mundo. 

Le costó sanar ese dolor intenso y agudo, en un principio la tenia atrapada en la tristeza y el sufrimiento; Se hizo presente una gran soledad en su vida. Tal vez por el fuerte y estrecho vinculo que tenia con su madre. 

Recordó los momentos más felices compartidos con su madre en el campo de Córdoba. Los más significativos, viéndola siempre contenta preparando los quesos. El abuelo de Nanci, había venido del Wallis, Suiza y era técnico quesero. Su mamá, Maria, había aprendido de él, el oficio de elaboración de quesos. Acostumbraba a acompañar como traductora a su padre, que solo hablaba suizo alemán y le costaba hacerse entender para vender sus quesos de fabricación propia. 

Fue a través del arte que pudo ir recuperándose, buscando en el su mejor versión. La vida nunca iba a ser como antes, una parte de ella se había ido con su mama. El arte que eleva, fue una forma de canalizar. Se sumaba a este dolor la precaria situación económica de la familia. Inmigrantes suizos alemanes e italianos que había llegado con grandes esperanzas a Argentina. Que se debatían luchando tratando de hacer producir las tierras. Les habían sido donadas como parte de los acuerdos con sus países durante las fuertes corrientes migratorias a nuestro país. Al perder a su madre, fue su hermana mayor, más conocida como Pila, la que se hizo cargo de las hermanas menores. A diferencia de su hermano mayor que siempre fue muy independiente. 

En esos años jóvenes de Nanci, comenzó a tomar clases de francés 

 - Quiero ir a Paris. Se decía a sí misma. Era su sueño.

Este sería su primer paso. Comenzó a ir a Bellas Artes, y en forma paralela se anoto como estudiante en la Facultad de Medicina de Córdoba capital. Eran años de una energía vibrante y empuje, que mantuvo por los años que prácticamente duro su carrera universitaria como medica cirujana. Luchando por sus sueños con amor en cada cosa que hacia esforzándose por ser mejor cada día. Eso forzó su carácter fuerte, paciente y cultivo la empatía por aquellas personas con más vulnerabilidad. 

Ese revés que la vida le había presentado, se convirtió poco a poco en una oportunidad de crecer en todos los sentidos y dimensiones posibles. El tener que sobreponerse a las situaciones la forjó. Sobre todo broto de su corazón una fuerte amor por cada ser que se cruzara en su camino. Algo que se reflejó a lo largo de su vida al ejercer como médica rural en la Provincia de Neuquén. 

Lucha por tus sueños más profundos y preciados y si los puedes compartir, mejor aún. Escucha tu interior, cuando las cosas se pongan feas, porque aunque no lo creamos, te está dando pistas constantemente. Como una brújula que va guiando tu vida. Viene disfrazada de las cosas que más te gusta hacer, las tienen brillo para ti y una energía especial.

Aprovecho para invitarte a  ESTACIÓN LITERARIA, a la presentación del Libro PASIÓN y AVENTURA, el jueves 27 Abril 2023, a las 18:00 hs en el Museo Nacional de Bellas Artes de NEUQUÉN capital. Ubicado en Parque Central, sobre calle Mitre.



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